Me huelen las manos a la paz que me falta y esto de seguir respirando dolor no ayuda.Me quedo sin uñas de recoger tierra para mis murallas y lo único que construyo son balcones con vistas a la soledad de tu sonrisa.
Me sangran los nudillos de tanto sujetar el peso de la felicidad, por no hablar del de la guerra, que me hace sangrar el alma.


Wow, qué entrada más profunda, me ha encantado. Está escrita de una forma magnífica, sin duda me quedo por tu blog! Lo descrubrí a partir de atelir de ganesh :)
ResponderEliminarUn besito, te espero por mi blog:)