- ¿Por qué la nieve es blanca? - articuló una joven de cabellos castaños, sentándose al lado de su mejor amigo. Ambos observaban el panorama que se presentaba.
- ¿A qué viene esa pregunta?
- Quiero saberlo. Siempre me lo he preguntado.
- Quizá la nieve haya olvidado su color. Igual, vió tantas cosas en todo lo que lleva, que se olvidó de como era todo. Y solo por querer ser especial, se volvió blanca. Para olvidar lo que en sus días conoció y no quiere recordar. Al igual que nosotros recordarmos lo que queremos, pero olvidamos lo intranscendente. La nieve querría olvidar todo, y que cada uno la pintara de un color diferente.
- ¿Y por eso es tan especial?
- No puedes pintar el agua, pero la nieve sí. Por eso, cuando un niño sale a jugar, aunque no utilice color, su alegría pinta esa parte de la nieve. ¿Entiendes?
- Claro.
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